lunes, 5 de noviembre de 2018

Lo que opina Antonio Praena

Aquí tenemos las contestaciones de Antonio Praena a nuestro cuestionario poético. Si queréis tener más información de él, aquí van unas direcciones.

Historia de un alma                                            Algunos de sus poemas



1 - ¿Cómo definirías tu poesía? ¿En qué proporción su temática y estilo surgen espontáneamente o son provocados?

Si es difícil definir la poesía de cualquiera, la de uno lo es más. El pudor, la falta de distancia necesaria. Creo que las definiciones deben darlas los receptores, pues el poema, como acto de comunicación, se completa en ellos. Sólo puedo decir que es poesía nacida de una obediencia, que significa escucha: a lo que dicta la vida, el Misterio, nuestro momento en la historia, nuestras profundidades.
La espontaneidad, si da a luz un poema verdadero, seguro que en el fondo no es tan espontánea: las cosas que afloran de repente se han fraguado durante largos tiempos: experiencias, contemplaciones, lecturas. Y, por otro lado, lo provocado es, en el fondo, una exigencia que se hace consciente y persevera en abrirse camino. Así considerados, mi poesía a veces brota de lo inmediato largamente mediado y también de lo provocado ante la conciencia de que algo pugna por decirse.


2 - Así como los pintores de larga trayectoria se dice que pintan siempre el mismo cuadro ¿Crees que el poeta que escribe habitualmente está elaborando siempre el mismo poema? ¿Cuál es tu caso?

Hay poetas que están, sí, digamos, escribiendo siempre el mismo libro. Pero mi caso es claramente del otro estilo -quizá eso es ya un autoengaño-: cada poemario es muy diferente a los demás. Hay unas constantes, un estilo, pero creo que cada libro guarda sorpresas y hasta a mí mismo se me ha hecho poco predecible.
Suelo traer el ejemplo de Stanley Kubrick: cada película suya es irrepetible en sí misma tanto en la forma como en el fondo y, sin embargo, ha filmado (o firmado) una crónica del ser humano muy completa y compacta.
En mi caso cada libro ha impuesto un camino y un estilo, una manera propia de adecuar fondo y forma. Eso me ha llevado al reto de reinventarme y ser el mismo, reinventarme para ser fiel a mí mismo.


3 - ¿En qué modo crees que tu poesía sirve o puede servir como terapia para tus lectores o para ti mismo/a?

No pienso en la poesía como terapia. Me molesta eso de pensar que es un tratamiento para atenuar males. La poesía debe llevarnos a mirar de raíz, de forma nueva. Incluso molestando, extrañando. A veces puede ser un consuelo, pero más por el hecho de ir a la raíz de las cosas que a poner paños calientes para perpetuar males más profundos.
Por otro lado, hay que ser humildes: pedimos a la poesía -y nos ponemos épicos y grandilocuentes- una redención que no le pertenece. Ni el poeta es mesías ni la poesía será nunca el Evangelio.


4 - ¿En qué modo el/la poeta debe, o no, tender a elaborar una poesía de la totalidad?

Cuanto más concreta, más universal es la poesía. Los proyectos totales pueden devenir en totalitarios. Cuanto más sabios nos hacemos, más conscientes de nuestra pequeñez y, a la vez, más felices y agradecidos al Misterio por nuestra pequeñez maravillosa, irrepetible, hermana.


5 - Musicalidad (con o sin rima), contenido, lenguaje poético: ¿de cuál de estos tres pilares podría deshacerse un poema e incluso así, seguir teniendo calidad?

Sin musicalidad no hay poema. La poesía es la música de la respiración, del aliento vital. No tener contenido ya es una manera -y muy potente- de apuntar un contenido en un momento de los tiempos, del arte, de las circunstancias. El lenguaje poético no existe fuera del poema: lo que es lenguaje poético a priori puede resultar ridículo y pedante en un poema; lo que no es poético, puede ser convertido en una maravilla de poema en el poema. En este último caso me gusta situarme, en la indagación por caminos no poéticos a priori.


6 - ¿Hasta qué punto es deseable que un poema sea sencillo, desnudo, corto? ¿Es el paradigma del buen poema, conseguir delegar en el lector el mayor peso posible, a la hora de interpretarlo?

El poema puede ser corto, largo o de la longitud que sea, con tal de que sea el poema quien decida su longitud, y no ningún elemento externo. Pueden pedirte, por ejemplo, un poema de tantos versos para una antología temática, homenaje, etc. Pues bien: si aceptas adecuarte a ello y el poema se ajusta a cierta longitud debe ser porque por sí mismo lo pide. Hay poemas desnudos y poemas barrocos. Ni lo uno hace mejor ni lo otro peor un poema.
Respecto a la segunda pregunta, en mi opinión más que interpretar el poema, se trata de dejarlo hablar en un lector, un tiempo, unas circustancias u otras. Más escucha que interpretación. Hemos cedido a un afán hermenéutico que es una fatalidad académica que olvida que antes el poema es arte y palabra en vida que obra en manos de entendidos y analistas, antes es para “ser” que pare ser abordado.
Ni dejar el poema a merced de lo que el autor quiere decir ni a merced de lo que lector quiere leer o lee. Dejarlo ser poema y darse desde sí y en sus contextos.


7 - ¿Favorece a la poesía actual la gran variedad de temáticas y la ausencia de monolitos generacionales como los del 89 o 27?

Favorece la gran variedad de temas, formas y formatos. Los monolitos, ni favorecen ni perjudican: si son verdaderos maestros, enriquecen, aunque sean monolitos. Y su ausencia, empobrece y puede ser que en su lugar se erijan monolitos que más bien son ídolos que extravían que jalones en los caminos. Necesitamos maestros, sabios, auténticos poetas, y no productos del marketing o la idolatrización ciega y babosa. Reconocer lo bueno nos hace mejores. En cualquier caso, lo que se echa en falta es una crítica comprometida y seria. los muchos árboles son buenos, pero también los caminos que abran sendas en el bosque.


8 - ¿En qué proporción el/la poeta deben vivir, más que escribir, o viceversa, para alcanzar un nivel elevado de calidad y honestidad en su creación?

Lo ideal es alcanzar el nivel en el que leer es vivir y vivir es leer. La contraposición entre vida y lectura supone no haber llegado bien ni al concepto de vida ni al concepto de literatura. Se puede leer mucho y vivir mucho, desde la lectura. Y, por otro lado, ¿qué sería un vivir sin palabra? Un vivir sin nosotros mismos en nuestra vida.


9 - Cuando creas poemas, ¿en qué medida lo haces con afán pedagógico?

Espero no haber sido pedagógico. Si en algún momento resulto más obvio de lo necesario, ha sido sin querer. Lo claro, por claro y cuando claro, en realidad nos introduce en un abismo de misterio y vida nuevos. Lo oscuro en cuanto oscuro, o deja poso -y hay arte oscuro tras el cual no somos los mismos- o empiezo a sospechar de delirio de grandeza y afán de pose artística en plan: voy a ser diferente e inalcanzable aunque en realidad esto esté vacío.


10 - ¿Cuál crees que es la clave para hacer que un recital poético sea atrayente (Música durante la recitación o entre poemas, cantidad de poemas a leer, número de presentadores o lectores, temporalización, cualquier otro complemento)?

No me gusta la música como fondo del poema. Cada arte, la música y la poesía, tiene su propio estatuto, su propio don. La poesía ya es música. La música como banda sonora del poema puede resultar ñoño y me refleja una idea de la poesía que no comparto, sensiblona. Cuando me proponen lecturas con música, pues también es posible un diálogo entre artes distintas, como podría ser recitar, por ejemplo, en un museo, pido por favor que se realice cada arte en partes diferentes. Así cada una despliega su don específico con mayor limpieza.


11 – La famosa pregunta de escribir para uno mismo y/o para los demás.

Ni lo uno ni lo otro. Ser dócil al poema, vivir contemplativamente y dejarse conducir místicamente -esto vale hasta para el más social de los poemas o para el más gamberro de los versos- por lo que busca decirse. Partiendo de esta precisión, cuando se escribe para uno, desde uno, en uno mismo, se está llegando más radicalmente al otro. Y viceversa: cuando se está unido al otro en la escritura, estamos siendo más nosotros mismos que nunca.


12 – Si te apetece, hazte tú mismo esta pregunta final y contéstala (por supuesto).

Que en qué estoy trabajando ahora, jeje: pues tras “Historia de un alma” me he arrojado en manos del Misterio, lo que me lleva a poemas de intensa concentración espiritual y, a la vez y sin línea de discontinuidad, a los detalles más cotidianos, urbanos, pop de nuestra sociedad y el momento histórico que vivimos, con toda su desnudez.

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