lunes, 20 de mayo de 2019

Lo que opina Jesús Cárdenas

Jesús Cárdenas  nos envía amablemente sus reflexiones sobre cómo hacer poesía, contestando a la encuesta. Gracias. En estas direcciones podéis saber algo más sobre él.





1 - ¿Cómo definirías tu poesía? ¿En qué proporción su temática y estilo surgen espontáneamente o son provocados?

       Rechazo que mi poesía no puede definirse. Según la entiendo, pretendo que sea comunicativa con el lector, como un sistema comunicativo abierto, que va más allá del discurso, una vez que éste se ha dicho o leído. Es el lector quien culmina el proceso mediante su imaginación o reflexión. Por eso trato de dirigirme a ellos, con una tensión, colocándome y colocándolos ante un abismo. Pienso en el lector que me encontraré, en el que soy y en el que yo fui. Empleando los motivos de siempre se impone que combine las palabras de un modo diferente. La idea encontrará el tono y la forma que me revele y que nos cuestione nuestro mundo para lo cual siempre vuelvo a las raíces conscientemente para tratar de no repetirme. Hago mías unas palabras con las que Roberto Juarroz (en su trabajo Poesía y Realidad) define la experiencia poética: “hablar ante el abismo en el que estamos con el abismo que somos”. Me comporto como el zahorí, siempre buscando, indagando, cambiando el rumbo si es necesario, intentando hallar la luz de la piedra oscura, sin que nos ciegue.


2 - Así como los pintores de larga trayectoria se dice que pintan siempre el mismo cuadro ¿Crees que el poeta que escribe habitualmente está elaborando siempre el mismo poema? ¿Cuál es tu caso?

          Miro la vista atrás, a mi primer libro publicado, y casi no me reconozco. Es posible que haya una serie de motivos en los que haya girado una y otra vez, sin embargo los resultados son dispares porque los referentes lo son. Como ese alquimista, que mezcla, armoniza y funde la materia obteniendo una solución, cada vez distinta, como un misterio vacilante de la labor creativa.


3 - ¿En qué modo crees que tu poesía sirve o puede servir como terapia para tus lectores o para ti mismo/a?

Atrás pude emplear la poesía como bálsamo y como refugio donde convivían mis fantasmas y luego trataba de aniquilarlos. Desde hace unos años tengo el convencimiento de que el territorio que pongo en pie se construye sobre una base real de naturaleza imaginaria o incierta; una combinación del ser y la nada que ofrezca luz. La provocación de lo real provoca en mí la búsqueda en las raíces de las emociones (del ser) pero también de los sueños y de las ilusiones (del no ser). Puede servir para que mis lectores reflexionen sobre esta u otras cuestiones que nos atañen en el día a día.


4 - ¿En qué modo el/la poeta debe, o no, tender a elaborar una poesía de la totalidad?

        Si busco una experiencia comunicativa con el lector, no puedo dirigirme a un planteamiento total porque el poema es una puerta encajada. En todo caso, tal vez se acerquen a una intuición, una de tantas posibles, no a una verdad única. El texto conecta con las vivencias de otros textos y, a su vez, descarta con los que se desune. La anécdota busca trascender, situarse en otro plano. Yo me dirijo a ese ser que está a la intemperie, que se muestra frágil ante las dentelladas del tiempo, ante tantas incertidumbres. Las palabras buscan ese espacio que posibilite ver las cosas desde otro ángulo.


5 - Musicalidad (con o sin rima), contenido, lenguaje poético: ¿de cuál de estos tres pilares podría deshacerse un poema e incluso así, seguir teniendo calidad?

        Son mecanismos que pueden ser tan necesarios como innecesarios. Aunque deben conocerse, asimilarse y ejercitarse. La dedicación a la poesía necesita una honestidad artesanal: conocer el oficio. El poema de calidad busca el arrojarse al vacío, tal vez, desprendiéndose de lo aprendido. La poesía nos adiestra continuamente, nos pone delante de una estructura, de cierta armonía, pero si no me ofrece un plus, si no me aguijonea, me deja en silencio. Unas veces será la musicalidad la que acompañe o ilumine al resto, y en otras ocasiones, será el lenguaje poético con sus imágenes, quienes actuarán de derrotero. Considero, en todo caso, que es el conjunto lo que provoca que miremos adentro, esa es la rendija.


6 - ¿Hasta qué punto es deseable que un poema sea sencillo, desnudo, corto? ¿Es el paradigma del buen poema, conseguir delegar en el lector el mayor peso posible, a la hora de interpretarlo?

Mi intuición me dice que desde un tiempo a esta parte los poemas cortos convencen más que los largos. Hay están los haikus y senryus, las soleares y seguidillas, los versos provocativos que sugieren otra realidad en unas cuantas sílabas. Sin embargo, hay algunos cortos que, de obvios, son superfluos. De otro lado, los poemas de mayor extensión, de largo aliento, te hacen adentrar más cómodamente en la toma de conciencia de la precariedad del sujeto poético. Los poemas largos corren el peligro de no mantener la tensión poética hasta el final. Tanto unos como otros no son paradigma del buen poema; dependerá de su entidad en todo caso.


7 - ¿Favorece a la poesía actual la gran variedad de temáticas y la ausencia de monolitos generacionales como los del 89 o 27?

        No creo demasiado en el concepto de generación, pues siempre suceden matices. Hay demasiados nombres en el olvido por culpa de la creación de generaciones. Dentro de ellas siempre hubo y habrá distintas corrientes. Y a ello, habría que añadir que los estudios de teoría literaria se siguen extendiendo ahora que se habla de neurolingüística y de inteligencia emocional. Así pues, hablaría más bien de tendencias. Se podría decir que es un hecho que a la poesía desde los años ochenta le favorece esta polifonía de voces, esas variedad de formas de enfrentarse al hecho poético, que forman un espacio poliédrico.


8 - ¿En qué proporción el/la poeta deben vivir, más que escribir, o viceversa, para alcanzar un nivel elevado de calidad y honestidad en su creación?

          No se comprendería escribir sin antes haber vivido, amado y sufrido. Aunque también puede que en el poema no se muestre ninguna de ellas, es decir, que se muestre recreada como posible. Vida y escritura, una misma cosa. El nivel de calidad y honestidad caería en picado si no genera reflexión, si emplea la máscara del detalle “informativo” o descriptivo.


9 - Cuando creas poemas, ¿en qué medida lo haces con afán pedagógico?

           Algunos poetas del XVII y, sobre todo, los del XVIII tienen predilección por enseñar a través de la poesía. En mi caso, en clase tendría sentido; fuera del aula no figura entre mis pretensiones.



10 - ¿Cuál crees que es la clave para hacer que un recital poético sea atrayente (Música durante la recitación o entre poemas, cantidad de poemas a leer, número de presentadores o lectores, temporalización, cualquier otro complemento)?

         Uno no va a un recital como quien sale a comprar el pan; necesita una planificación. En primer lugar, seleccionar los mejores poemas, no deberían excederse de composiciones, ni muy largos ni muy cortos. Si sobrepasa los 45 minutos puede resultar un tostón. Que las citas sea lo menos llamativo. Si se hace acompañar de presentadores, música o vídeos que no resten. Por último, la lectura de los poemas elegidos debe estar ensayada.


11 – La famosa pregunta de escribir para uno mismo y/o para los demás.

      Escribo por necesidad de compartir con el otro una experiencia lingüística o poética. Es mi acompañante en un momento de intimidad y el altavoz de la comunidad lectora.


12 –¿Cuál es tu novedad editorial?

            Mi novedad editorial es la publicación de “Los falsos días” en la editorial granadina Alhulia. Dos presentaciones se acercan: 21 y 24 de mayo. Posteriormente, estoy invitado a firmar en distintas casetas de la Feria del Libro de Sevilla. Me hubiese gustado estar en más lugares, recitales y ferias, pero me conformo con el vuelo que está tomando el libro con las distintas reseñas y notas críticas que se están publicando estos días.

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