También podéis ver aquí algunas direcciones sobre sus actividades literarias.
1
- ¿Cómo definirías tu poesía? ¿En qué proporción su temática
y estilo surgen espontáneamente o son provocados?
Siempre
digo que mi poesía es una poesía de tipo intelectual. Para mí
existen dos tipos de poesía; la poesía sentimental, que quiere
expresar un sentimiento (ya sea este de tipo amoroso o social, por
ejemplo), y la poesía intelectual, que es la que yo practico, cuya
intención es la de expresar un pensamiento. En la poesía
sentimental solo es necesario expresar dicho sentimiento, por lo que
la mayoría de los poetas que practican este tipo de poesía en la
actualidad lo hacen a través del verso libre, que es más espontáneo
y directo (se expresa el sentimiento y ya está), mientras que la
poesía intelectual, la que viene del intelecto, te exige unos
límites previos (la métrica o la rima, entre otros) que condicionan
tu estilo y, de cierta manera, también tu temática. Para mí, con
cada poema que escribo, con cada décima o soneto que compongo,
acometo un reto y cuando el estilo encaja más o menos bien con el
pensamiento que se ha tratado de expresar diría que es un reto
conseguido.
2
- Así como los pintores de larga trayectoria se dice que pintan
siempre el mismo cuadro. ¿Crees que el poeta que escribe
habitualmente está elaborando siempre el mismo poema? ¿Cuál es tu
caso?
Tengo
muchos amigos poetas que tienen como referente a Francisco Brines y
todos ellos hacen hincapié en esta idea. El gran poeta de Oliva
siempre está escribiendo el mismo poema. A mí esta idea no me
desagrada, pues imagino mi obra poética como un gran palimpsesto.
Supongo que se debe a que uno nunca está contento con lo que escribe
y el proceder de todo poeta que se precie es el de intentarlo otra
vez, tachar lo escrito y sobrescribir de nuevo, hasta alcanzar, en
suma, el poema perfecto. Obviamente, esto nunca sucede y corremos el
peligro de vivir obsesionados con la «perfección». Sinceramente,
prefiero olvidar lo escrito y empezar desde cero.
3
- ¿En qué modo crees que tu poesía sirve o puede servir como
terapia para tus lectores o para ti mismo/a?
Mi
poesía no sirve como terapia. Diría que mi poesía es, como mucho,
«reveladora». Creo, como Claudio Rodríguez, que la claridad
siempre viene del cielo y que se puede encontrar en algunos poemas
(no en todos, por supuesto). A lo que aspiro humildemente es a que el
lector acepte el reto que yo le propongo y descubra el hecho poético
que he tratado de encerrar en un determinado poema. Si el lector lo
descubre es cuando podríamos decir que se ha producido una
«revelación» y que el poema (que parte de la mente del autor y
termina en la del lector) se ha completado.
4
- ¿En qué modo el/la poeta debe, o no, tender a elaborar una poesía
de la totalidad?
Como
tendencia me parece bien, pero creo que la totalidad solo se alcanza
a través de la suma de las partes. En mi caso, elaboro poéticas
parciales (el amor hueco, la teoría de los ojos singulares, el deseo
concebido como un espectro, etc.). Por el momento, no aspiro a más,
pues entiendo que será una cuestión de tiempo el concluir más
poéticas parciales que en conjunto se acerquen algún día a algo
parecido a una poética de la totalidad.
5
- Musicalidad (con o sin rima), contenido, lenguaje poético: ¿de
cuál de estos tres pilares podría deshacerse un poema e incluso
así, seguir teniendo calidad?
Creo
que la poesía es un don (nuevamente estoy citando a Claudio
Rodríguez) y que admite todas las posibilidades. Soy un defensor de
la rima, pues es un recurso que me caracteriza, pero ahora me
interesan mucho más poetas como Heberto de Sysmo o Cleofé Campuzano
que construyen sus poemas a partir del lenguaje. Aunque en sus poemas
obviamente haya musicalidad y siempre tengan contenido, estos poetas
-en la estela de Jaime Siles, por ejemplo- construyen sus poemas a
partir de un determinado lenguaje, principalmente poético. Este afán
de búsqueda me tiene fascinado...
6
- ¿Hasta qué punto es deseable que un poema sea sencillo, desnudo,
corto? ¿Es el paradigma del buen poema, conseguir delegar en el
lector el mayor peso posible, a la hora de interpretarlo?
En
la actualidad, escribo poemas largos (últimamente casi todos tienen
cien versos), pero los compongo a base de décimas (por tanto,
podemos entender que escribo poemas largos de cien versos o que
escribo poemas cortos de diez versos, que agrupo de diez en diez).
Parece un tema baladí, pero no lo es. En mi caso, actúo de esta
manera pues he hecho mío un consejo que aprendí de Borges. Al
argentino le gustaba escribir sonetos porque decía que su brevedad
le permitía llevarlos en la cabeza durante todo el día y darle
vueltas al asunto. Yo hago lo mismo con mis décimas. Por las
mañanas, cuando me levanto, suelo recibir la «claridad» del primer
verso y luego durante el resto del día resuelvo el enigma que todo
poema concita.
7
- ¿Favorece a la poesía actual la gran variedad de temáticas y la
ausencia de monolitos generacionales como los del 98 o 27?
Creo
que sí. Por mi forma de ser, valoro mucho lo que yo no soy capaz de
hacer, así que, cuanta más variedad haya, creo que es mejor para
todos. Por otra parte, como escritor (como lector los grandes nombres
de la generación del 98, del 14 o del 27 siempre están ahí) tengo
mis propios referentes, compañeros a los que yo considero mis
maestros pues de alguna forma están constantemente enseñándome
cosas... Podría citar al zamorano Luis Ramos o a los vallisoletanos
Boris Rozas, Santiago Redondo o Hernández Baruque, por ejemplo. De
este último acabo de reseñar su último poemario 39 peldaños, que
está compuesto por sextinas, que para mí ha sido todo un estímulo
creativo...
8
- ¿En qué proporción el/la poeta deben vivir, más que escribir, o
viceversa, para alcanzar un nivel elevado de calidad y honestidad en
su creación?
En
mi caso, los conceptos de «vida» y «literatura» no están
relacionados. Entiendo que los que practican la poesía sentimental
necesitan vivir para sentir algo y después escribirlo. Para mí, en
cambio, se trata más bien de pensar, y ese pensamiento no suele
requerir un componente vital que lo preceda. Me refiero a que yo
puedo crear una poética sobre el amor hueco (que está basado en la
tesis del amor líquido de Bauman, por cierto), pero no necesito
haber vivido un amor de este tipo. Simplemente, constato una realidad
que me rodea y que intento plasmar poéticamente. Para ser sincero,
diría que no necesito vivir (en el sentido de acumular experiencias)
para escribir, me basta con que vivan otros para que yo lo vea y
pueda transformar dichas vivencias en un pensamiento poético
descifrable para todos.
9
- Cuando creas poemas, ¿en qué medida lo haces con afán
pedagógico?
Pues
según me han dicho creo que en gran medida. Hace un par de años,
como miembro del Colectivo DARt de Poesía Visual, participé en unas
jornadas en homenaje a Claudio Rodríguez. Dentro del seminario que
se llevo a cabo en Zamora, expuse -junto a los compañeros Atilano
Sevillano y Rafael Marín- algunos poemas visuales que materializaban
la obra poética del maestro zamorano. Pues bien, alguno de los
asistentes criticó nuestro afán pedagógico, a lo que yo respondí
que si con mis poemas visuales lograba captar la atención de los
jóvenes o de personas que no conocieran la obra de Claudio, me daba
por satisfecho.
10
- ¿Cuál crees que es la clave para hacer que un recital poético
sea atrayente (Música durante la recitación o entre poemas,
cantidad de poemas a leer, número de presentadores o lectores,
temporalización, cualquier otro complemento)?
Yo
lo tengo claro, pero es algo subjetivo. Como soy nefasto recitando
poemas, pero sé por otra parte que soy muy didáctico, lo que hago
es convertir mis recitales en clases de poesía. Leo mis poemas y
luego los explico y de esta forma consigo, creo yo, captar la
atención del público. En otros ambientes, en bares o en
micros-abiertos, no me siento a gusto, pues sé que no se me oye bien
y, por tanto, no se me entiende. Es importante conocer las virtudes
de cada uno y obrar en consecuencia.
11
– La famosa pregunta de escribir para uno mismo y/o para los demás.
Creo
que es importante escribir para uno mismo, resolver en primera
persona el reto poético que se va a proponer al lector. Además,
como ya dije en una ocasión, los poetas (al menos los que no
formamos parte del canon) tenemos solo lo que yo he denominado como
«lectores potenciales». Puede que nos lean o puede que no. Por
tanto, si escribimos, lo hacemos de cara al futuro y sin saber muy
bien si nos van a leer...
12
– Si te apetece, hazte tú mismo/a esta pregunta final
y contéstala (por supuesto).
¿Qué
opino del auge que está teniendo últimamente el aforismo poético?
Todo
lo que nos rodea es susceptible de ser convertido en poesía, por lo
que estoy muy a favor de experimentar, de romper barreras y de
relacionar unas disciplinas con otras. Precisamente, en septiembre de
este año verá la luz un libro que hemos escrito al alimón el poeta
valenciano José Antonio Olmedo López-Amor y yo y donde nos
planteamos la posibilidad de combinar el aforismo clásico y certero
con otras variantes de la poesía, principalmente la breve. Es un
trabajo del que estoy muy orgulloso.
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