Aquí podéis ver información sobre José Manuel Lucía Megías
José Manuel en Wikipedia José Manuel como cervantista Los libros de José Manuel Poemas de José Manuel Su antología: "El último silencio"
1 - ¿Cómo
definirías tu poesía?
Si
tuviera que hablar de mi poesía, lo que siempre es difícil –por
no decir imposible-, antes que definirla quisiera intentar
comprenderla. Mi poesía de arrebato y de comunicación, con la vida
y con el tiempo que me ha tocado vivir. Una poesía que dialoga con
mis lecturas y con las conversaciones que escucho en el bar, con las
esquinas de los amigos y los abismos de otros tiempos. En la poesía
encuentro un espacio único de comunicación con el que intento poner
voz a lo que me impresiona y me hace explotar, a lo que me conmueve y
a lo que quiero denunciar. Una poesía de la experiencia –como la
de todo poeta- que intenta insertarse en el músculo de la conciencia
de la sociedad.
¿En
qué proporción su temática y estilo surgen espontáneamente o son
provocados?
Siempre
ha sido espontáneo. Siempre. Hay un estilo en que me siento cómodo,
quizás demasiado cómodo, el del versículo dialéctico, en que los
pensamientos se van abriendo paso por medio de imágenes… por eso,
me obliga en muchas ocasiones a salir de mi zona de confort y
adentrarme con estrofas regulares, con versos cortos… Pero no es
algo premeditado: me surge así. Lo necesito de este modo.
2 - Así
como los pintores de larga trayectoria se dice que pintan siempre el
mismo cuadro ¿Crees que el poeta que escribe habitualmente está
elaborando siempre el mismo poema? ¿Cuál es tu caso?
No
es mi caso. Con diez libros a mis espaldas y una vida escribiendo
versos, con más de 600 páginas de unas “obras reunidas”, El
único silencio (Sial/Pigmalión 2017) que dejaron fuera dos
libros, uno ya publicado (Los últimos días de Trotsky, Calambur,
2015) y otro que se ha publicado este año (Versos que un día
escribí desnudo, Bala perdida, 2018), me doy cuenta de que cada
libro es una apuesta y un desafío. Me busco diferente, me necesito
diferente en los temas, en las imágenes, en los metros. Lo que sí
que he notado, en esta lectura completa de mi obra publicada y las
decenas de inéditos que he incorporado, es que mi poesía tiende
hacia la desnudez… me voy despojando de la metáfora surrealista
para acercarme a las imágenes más cotidianas, a la poesía más
natural y pura.
3 - ¿En qué
modo crees que tu poesía sirve o puede servir como terapia para tus
lectores o para ti mismo/a?
No
me gusta el concepto de terapia relacionada con la lectura, ya sea de
poesía o de otro género. Una va a terapia porque tiene un problema
que ha de solucionar, y para eso están los especialistas. Para mí
la literatura en general y la poesía en particular forman parte de
mi vida, de la vida de todos nosotros. Y ese es mi sueño, que la
literatura forme parte, de nuevo, de nuestra forma de comunicarnos
con el mundo, de entender o de desafiar el mundo: nuestro pequeño
mundo personal o el mundo social y político que nos rodea.
4
- ¿En qué modo el/la poeta debe, o no, tender a elaborar una poesía
de la totalidad?
Toda
poesía es de la totalidad en cuanto que forma parte de este total
que es la vida… no hace falta hablar del cosmos para ser total y
acercarse a lo total… una poesía sobre un beso, sobre el intento
de un beso, sobre el recuerdo de un beso, sobre la añoranza del
intento de un beso… todo es también poesía de la totalidad.
5 -
Musicalidad (con o sin rima), contenido, lenguaje poético: ¿de cuál
de estos tres pilares podría deshacerse un poema e incluso así,
seguir teniendo calidad?
De
ninguno… precisamente eso es la poesía: una comunicación que se
adentra en lo más profundo de la existencia con sus grandes armas:
la musicalidad y las imágenes.
6 - ¿Hasta
qué punto es deseable que un poema sea sencillo, desnudo, corto? ¿Es
el paradigma del buen poema, conseguir delegar en el lector el mayor
peso posible, a la hora de interpretarlo?
¿Es
que tiene que haber un único modelo de poema, de lector, de poesía,
de momento de lectura o de creación? ¿Por qué es necesario pensar
que algo (el verso libre) tiene que existir en oposición a otro (el
verso regular)? Somos y luego escribimos. Somos y luego leemos. Y
somos todos uno.
7 -
¿Favorece a la poesía actual la gran variedad de temáticas y la
ausencia de monolitos generacionales como los del 89 o 27?
Las
generaciones, la del 98, la del 27, la del 50, la de los Novísimos
son inventos críticos. La variedad de temáticas y de voces siempre
ha existido. Con el tiempo, veremos lo que queda de nuestro tiempo,
si es tiempo de generaciones o de silencios.
8 - ¿En qué
proporción el/la poeta deben vivir, más que escribir, o viceversa,
para alcanzar un nivel elevado de calidad y honestidad en su
creación?
Escribir
es vivir decía José Luis Sampedro. Y me parece que es la mejor
manera de entender la creación y la vida.
9 - Cuando
creas poemas, ¿en qué medida lo haces con afán pedagógico?
Nunca.
Ni se me ocurre ni creo que la poesía tenga esa función. La buena
poesía, claro.
10 - ¿Cuál
crees que es la clave para hacer que un recital poético sea
atrayente (Música durante la recitación o entre poemas, cantidad de
poemas a leer, número de presentadores o lectores, temporalización,
cualquier otro complemento)?
Vivo
en una contradicción: defiendo la poesía como comunicación pero
cada vez me gustan menos los recitales poéticos, los festivales
poéticos, los bares poéticos… creo que se está desvirtuando la
lectura y la vida poética y se está escorando hacia el espectáculo,
que es uno de los grandes problemas y peligros de la cultura actual,
que se considera que solo la cultura que llega a la gente es la que
da espectáculo… ¿Recitar ante miles de personas en un escenario
con cámaras que te multiplican a millones de personas hace que tu
poesía sea más directa, necesaria? Estamos acostumbrados a que la
diversión, el entretenimiento sea un criterio esencial para valorar
la cultura. ¡Qué gran error! Y creo que con los recitales poéticos
estamos alimentando a la bestia.
11 – La
famosa pregunta de escribir para uno mismo y/o para los demás.
Para
los demás, siempre para los demás… incluso para ese yo que ya no
somos nosotros, que siempre es otro.
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