1
- ¿Cómo definirías tu poesía? ¿En qué proporción su temática
y estilo surgen espontáneamente o son provocados?
Rechazo
que mi poesía no puede definirse. Según la entiendo, pretendo que
sea comunicativa con el lector, como un sistema comunicativo abierto,
que va más allá del discurso, una vez que éste se ha dicho o
leído. Es el lector quien culmina el proceso mediante su imaginación
o reflexión. Por eso trato de dirigirme a ellos, con una tensión,
colocándome y colocándolos ante un abismo. Pienso en el lector que
me encontraré, en el que soy y en el que yo fui. Empleando los
motivos de siempre se impone que combine las palabras de un modo
diferente. La idea encontrará el tono y la forma que me revele y que
nos cuestione nuestro mundo para lo cual siempre vuelvo a las raíces
conscientemente para tratar de no repetirme. Hago mías unas palabras
con las que Roberto Juarroz (en su trabajo Poesía y Realidad) define
la experiencia poética: “hablar ante el abismo en el que estamos
con el abismo que somos”. Me comporto como el zahorí, siempre
buscando, indagando, cambiando el rumbo si es necesario, intentando
hallar la luz de la piedra oscura, sin que nos ciegue.
2
- Así como los pintores de larga trayectoria se dice que pintan
siempre el mismo cuadro ¿Crees que el poeta que escribe
habitualmente está elaborando siempre el mismo poema? ¿Cuál es tu
caso?
Miro
la vista atrás, a mi primer libro publicado, y casi no me reconozco.
Es posible que haya una serie de motivos en los que haya girado una y
otra vez, sin embargo los resultados son dispares porque los
referentes lo son. Como ese alquimista, que mezcla, armoniza y funde
la materia obteniendo una solución, cada vez distinta, como un
misterio vacilante de la labor creativa.
3
- ¿En qué modo crees que tu poesía sirve o puede servir como
terapia para tus lectores o para ti mismo/a?
Atrás
pude emplear la poesía como bálsamo y como refugio donde convivían
mis fantasmas y luego trataba de aniquilarlos. Desde hace unos años
tengo el convencimiento de que el territorio que pongo en pie se
construye sobre una base real de naturaleza imaginaria o incierta;
una combinación del ser y la nada que ofrezca luz. La provocación
de lo real provoca en mí la búsqueda en las raíces de las
emociones (del ser) pero también de los sueños y de las ilusiones
(del no ser). Puede servir para que mis lectores reflexionen sobre
esta u otras cuestiones que nos atañen en el día a día.
4
- ¿En qué modo el/la poeta debe, o no, tender a elaborar una poesía
de la totalidad?
Si
busco una experiencia comunicativa con el lector, no puedo dirigirme
a un planteamiento total porque el poema es una puerta encajada. En
todo caso, tal vez se acerquen a una intuición, una de tantas
posibles, no a una verdad única. El texto conecta con las vivencias
de otros textos y, a su vez, descarta con los que se desune. La
anécdota busca trascender, situarse en otro plano. Yo me dirijo a
ese ser que está a la intemperie, que se muestra frágil ante las
dentelladas del tiempo, ante tantas incertidumbres. Las palabras
buscan ese espacio que posibilite ver las cosas desde otro ángulo.
5
- Musicalidad (con o sin rima), contenido, lenguaje poético: ¿de
cuál de estos tres pilares podría deshacerse un poema e incluso
así, seguir teniendo calidad?
Son
mecanismos que pueden ser tan necesarios como innecesarios. Aunque
deben conocerse, asimilarse y ejercitarse. La dedicación a la poesía
necesita una honestidad artesanal: conocer el oficio. El poema de
calidad busca el arrojarse al vacío, tal vez, desprendiéndose de lo
aprendido. La poesía nos adiestra continuamente, nos pone delante de
una estructura, de cierta armonía, pero si no me ofrece un plus, si
no me aguijonea, me deja en silencio. Unas veces será la musicalidad
la que acompañe o ilumine al resto, y en otras ocasiones, será el
lenguaje poético con sus imágenes, quienes actuarán de derrotero.
Considero, en todo caso, que es el conjunto lo que provoca que
miremos adentro, esa es la rendija.
6
- ¿Hasta qué punto es deseable que un poema sea sencillo, desnudo,
corto? ¿Es el paradigma del buen poema, conseguir delegar en el
lector el mayor peso posible, a la hora de interpretarlo?
Mi
intuición me dice que desde un tiempo a esta parte los poemas cortos
convencen más que los largos. Hay están los haikus y senryus, las
soleares y seguidillas, los versos provocativos que sugieren otra
realidad en unas cuantas sílabas. Sin embargo, hay algunos cortos
que, de obvios, son superfluos. De otro lado, los poemas de mayor
extensión, de largo aliento, te hacen adentrar más cómodamente en
la toma de conciencia de la precariedad del sujeto poético. Los
poemas largos corren el peligro de no mantener la tensión poética
hasta el final. Tanto unos como otros no son paradigma del buen
poema; dependerá de su entidad en todo caso.
7
- ¿Favorece a la poesía actual la gran variedad de temáticas y la
ausencia de monolitos generacionales como los del 89 o 27?
No
creo demasiado en el concepto de generación, pues siempre suceden
matices. Hay demasiados nombres en el olvido por culpa de la creación
de generaciones. Dentro de ellas siempre hubo y habrá distintas
corrientes. Y a ello, habría que añadir que los estudios de teoría
literaria se siguen extendiendo ahora que se habla de
neurolingüística y de inteligencia emocional. Así pues, hablaría
más bien de tendencias. Se podría decir que es un hecho que a la
poesía desde los años ochenta le favorece esta polifonía de voces,
esas variedad de formas de enfrentarse al hecho poético, que forman
un espacio poliédrico.
8
- ¿En qué proporción el/la poeta deben vivir, más que escribir, o
viceversa, para alcanzar un nivel elevado de calidad y honestidad en
su creación?
No
se comprendería escribir sin antes haber vivido, amado y sufrido.
Aunque también puede que en el poema no se muestre ninguna de ellas,
es decir, que se muestre recreada como posible. Vida y escritura, una
misma cosa. El nivel de calidad y honestidad caería en picado si no
genera reflexión, si emplea la máscara del detalle “informativo”
o descriptivo.
9
- Cuando creas poemas, ¿en qué medida lo haces con afán
pedagógico?
Algunos
poetas del XVII y, sobre todo, los del XVIII tienen predilección
por enseñar a través de la poesía. En mi caso, en clase tendría
sentido; fuera del aula no figura entre mis pretensiones.
10
- ¿Cuál crees que es la clave para hacer que un recital poético
sea atrayente (Música durante la recitación o entre poemas,
cantidad de poemas a leer, número de presentadores o lectores,
temporalización, cualquier otro complemento)?
Uno
no va a un recital como quien sale a comprar el pan; necesita una
planificación. En primer lugar, seleccionar los mejores poemas, no
deberían excederse de composiciones, ni muy largos ni muy cortos. Si
sobrepasa los 45 minutos puede resultar un tostón. Que las citas sea
lo menos llamativo. Si se hace acompañar de presentadores, música o
vídeos que no resten. Por último, la lectura de los poemas elegidos
debe estar ensayada.
11
– La famosa pregunta de escribir para uno mismo y/o para los demás.
Escribo
por necesidad de compartir con el otro una experiencia lingüística
o poética. Es mi acompañante en un momento de intimidad y el
altavoz de la comunidad lectora.
12
–¿Cuál es tu novedad editorial?
Mi
novedad editorial es la publicación de “Los falsos días” en la
editorial granadina Alhulia. Dos presentaciones se acercan: 21 y 24
de mayo. Posteriormente, estoy invitado a firmar en distintas casetas
de la Feria del Libro de Sevilla. Me hubiese gustado estar en más
lugares, recitales y ferias, pero me conformo con el vuelo que está
tomando el libro con las distintas reseñas y notas críticas que se
están publicando estos días.
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