Itziar Mínguez en "Poetas vascos en castellano" Tres poemas de "Que viene el lobo"
Cuatro poemas escritos de su poemario "Qwerty" Los poemarios de Itziar Mínguez
1
- ¿Cómo definirías tu poesía? ¿En qué proporción su temática
y estilo surgen espontáneamente o son provocados?
Una
poesía pegada a la realidad, al asfalto, que trata sobre lo
cotidiano y dialoga con el lector, en una charla de tú a tú, en
igualdad de condiciones, dejando espacio para que el lector complete
el poema. En cuanto al método, hay un 50 por ciento de espontaneidad
y otro tanto de cálculo. Hay que aplicar un poco de cabeza al
impulso y un poco de impulso a lo racional. Busco un poema
equilibrado, compensado.
2
- Así como los pintores de larga trayectoria se dice que pintan
siempre el mismo cuadro ¿Crees que el poeta que escribe
habitualmente está elaborando siempre el mismo poema? ¿Cuál es tu
caso?
No
creo que sea mi caso. En realidad puede que mi forma de recorrer el
espacio poético sea más circular, me refiero a círculos
concéntricos. El primer poema estaría en el centro, los demás van
surgiendo alrededor, en espiral, abrigando ese principio e incluyendo
a todos los demás. Ayer decía Manuel Rivas en una charla, que él
no concibe sus libros como objetos separados. Comparto totalmente esa
sensación. Cada libro contiene al anterior y es antesala de lo que
vendrá. Todos los poemas conformarían un solo libro pero en ese
camino, en ese recorrido, entran muchas variantes que hacen que el
poema tome diferentes formas y se ocupe, también, de diferentes
cuestiones.
3
- ¿En qué modo crees que tu poesía sirve o puede servir como
terapia para tus lectores o para ti mismo/a?
El
poema es un arma de doble filo en cuanto a terapia. Sin duda sirve
para indagar en la herida e intentar cerrarla pero muchas veces en
ese proceso el poema ejerce como bisturí afiladísimo que abre más
la herida e incide en el dolor. En cualquier caso escribir es sanar.
Y leer también es sanador. De hecho, una de los mejores obsequios
que me ha hecho la poesía es que algunos lectores me hayan dicho que
se sentían identificados o que un poema les había ayudado a
entender un dolor, a curarlo.
4
- ¿En qué modo el/la poeta debe, o no, tender a elaborar una poesía
de la totalidad?
En
mi caso es una aspiración innegociable. Hablaba antes de ello, que
cada poema integre todo lo anterior; de igual manera la poética debe
tender a esa totalidad, a que de ese todo se desprenda una verdad que
te define. Eso se va haciendo por capas. No puedes aspirar a todo
desde el principio pero sí intentar que en ese recorrido cada vez
haya más elementos que se añadan y te definan en todos los aspectos
de tu vida.
5
- Musicalidad (con o sin rima), contenido, lenguaje poético: ¿de
cuál de estos tres pilares podría deshacerse un poema e incluso
así, seguir teniendo calidad?
Los
tres son fundamentales. La musicalidad del poema -en mi caso sin rima
ni métrica- es lo que le da color. Es muy importante que el poema
suene bien. De hecho yo siempre parto de un sonido, no de una idea,
cuando empiezo a escribir un poema. El contenido es el cuerpo del
poema, el meollo, de lo que trata, la materia prima y a mí me gusta
contar historias, también en los poemas. El lenguaje poético es lo
que hace que el poema sea poema aunque no lo parezca. Su alma. Así
que no puedo renunciar. A lo que renunciaría ya he renunciado, en
realidad: la rima y la métrica. Optar por el verso libre ya implica
una renuncia. Y un riesgo.
6
- ¿Hasta qué punto es deseable que un poema sea sencillo, desnudo,
corto? ¿Es el paradigma del buen poema, conseguir delegar en el
lector el mayor peso posible, a la hora de interpretarlo?
Mis
poemas, sobre todo en los últimos tiempos, son poemas cortos,
directos, pero también he escrito y sigo escribiendo poemas de
“largo aliento”. Lo importante de un poema, más que su extensión
es la tensión, un poema tiene que tener misterio. Y es ahí donde
entra el lector que es, al final, quien desvela esa intriga y la
resuelve con su lectura.
7
- ¿Favorece a la poesía actual la gran variedad de temáticas y la
ausencia de monolitos generacionales como los del 89 o 27?
Estamos
en una época de individualismo poético que sólo el tiempo podrá
juzgar en qué medida ha aportado algo o todo lo contrario. No hay
grupos generacionales, aunque sí ha habido distintos tipos de
poesía: realismo sucio, poesía de la experiencia, línea clara,
poesía twittera, etc. Más que grupos de personas se nos clasifica
por el tipo de poesía que escribimos según esté adscrita a una u
otra corriente. Yo no me siento parte de ningún grupo. En cada
momento escribo la poesía que me representa o que puede ayudarme
mejor a reflejar lo que siento en cada momento. Sólo concibo el
poema en términos de verdad. El poema o es verdad o no es poema.
8
- ¿En qué proporción el/la poeta deben vivir, más que escribir, o
viceversa, para alcanzar un nivel elevado de calidad y honestidad en
su creación?
El
otro día, en un encuentro con chicas y chicos de segundo de
bachillerato, dije: “si no empleas tiempo en vivir no tendrás nada
que escribir”. Un par de días después, ellos mismos habían
transcrito ese mensaje y lo habían colocado en la pared de la carpa
central de la feria. Creo que con eso te he respondido. Vida y
escritura van ligadas. A veces se excluyen, otras se complementan,
otras son una consecuencia de la otra pero lo que sí creo es que van
indisolublemente unidas.
9
- Cuando creas poemas, ¿en qué medida lo haces con afán
pedagógico?
Nunca.
No hay afán en el poema. Ni pedagógico ni de ningún otro tipo.
Escribo lo que siento, lo que vivo, sin saber si eso puede o no ser
pedagógico. El poema es un fin en sí mismo. Y, en mi caso, sólo
responde a una meta: la verdad. No se puede mentir en el poema, no se
puede mentir al lector. Con eso me basta.
10
- ¿Cuál crees que es la clave para hacer que un recital poético
sea atrayente (Música durante la recitación o entre poemas,
cantidad de poemas a leer, número de presentadores o lectores,
temporalización, cualquier otro complemento)?
Los
caminos de los recitales son inescrutables. Lo primero: que no
coincida con un partido de fútbol. Para mí es fundamental preparar
el acto. No ponerte delante de un micro e improvisar, cada recital
tiene un tipo de público y cada público necesita un tipo de poesía
diferente. No hay que pasarse con el tiempo. Hay gente que coge el
micro y no lo suelta. No querer demostrar todo lo que sabes hacer en
unos minutos, elegir, seleccionar. Música mientras se recita: no,
gracias. Entre poema y poema tal vez pero yo no entiendo mucho esa
“manía” de creer que música y poesía combinan bien. Si hay
música y poesía tiene que estar bien preparado, que dialoguen ambos
lenguajes de forma natural y que el objetivo sea ese diálogo, esa
conjunción, el resultado de unir ambas cosas pero de forma
calculada. Yo escucho la palabra “interdisciplinar” y tiemblo.
Unir disciplinas porque sí, tratar de fusionar, de meter
ingredientes en una coctelera y agitar para ver quién es más
original me parece una falta de respeto. Si dos disciplinas dialogan
tiene que ser con un nexo común desde el que construir algo que
verdaderamente tenga sentido.
11
– La famosa pregunta de escribir para uno mismo y/o para los demás.
Cuando
escribes para ti mismo y publicas ya escribes para los demás. Por
definición. Pero el acto de escribir ha de seguir siendo algo
íntimo, callado, una confesión, como si creyeras que nunca te van a
descubrir. Esa es mi forma de darlo todo.
12
– Si te apetece, hazte tú mismo/a esta pregunta final y contéstala
(por supuesto).
¿Merece
la pena el esfuerzo que supone escribir poesía en relación con el
resultado?
Son
muchas las veces que pienso que no. Escribir es un acto que supone un
esfuerzo continuado. Se es poeta las 24 horas del día, incluso
cuando no se escribe, sigues viendo el mundo con el “modo poético”
en on.
En poesía, la visibilidad es tan escasa -excepto si entras en
cuestiones extrapoéticas para medrar- que muchas veces siento que no
compensa. Llega a ser desalentador pero también es impresionante el
modo en que con muy poco (que es mucho) ese pensamiento se invierte.
El milagro siempre se produce del mismo modo. Un lector. Alguien que
te lee y de quien no sabes nada, alguien que tampoco sabe nada de ti
y de repente te traslada la emoción que ha sentido al leerte. Ahí
estalla todo. Es un big bang. Empieza todo de nuevo, las piezas se
colocan, cojo el bic verde y me pongo a escribir el siguiente poema.
Me ha gustado mucho la entrevista y todavía más la poesía de Itziar Mínguez.
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